Que Bartolomé Maximiliano Moré alcanzó la cumbre de la interpretación, que Cuba guarda en su regazo su nombre inmortal o que este lajero humilde de voz prodigiosa tocó el cielo con sus manos, eso todos lo saben.
Estas verdades se resumen en el filme “El Benny” que, si bien nos acerca a este mito de la música cubana, sus desaciertos biográficos nos alejan del aplauso cómplice y aprobador.Aunque es una cinta signada por la ficción, algunos esperan corroborar en la película que el Vertientes camagüeyano, también fue un rincón querido para Benny Moré.
Además de Lajas, ¿dónde transcurrió la vida de Bartolo como cubano humilde? ¿Dónde gestionó el sustento de su familia a través de múltiples oficios como limpiabotas, carretillero o cortador de caña?
¿Dónde se conformó el conjunto Avance o aquel trío de voces con Enrique Benítez y Cheo Casanova?
Vertientes es la respuesta a estas preguntas, población a la cual se canta en una antológica pieza y lugar memorable de dónde partió el hijo de Virgina para convertirse, definitivamente, en el Bárbaro del Ritmo.
Si bien el largometraje reafirma la convicción de que Benny pertenece a todos, las anécdotas y situaciones en este pueblo azucarero que no se consignan en el filme demuestran que, al menos los vertientinos, tenemos nuestra propia película sobre este grande de la música cubana.