Iba por la calle G
en un rincón del Vedado
y me quedé anonadado
sin palabras me quedé
estático, frío, en pie.
De pronto tuve delante a Luis Enrique
bastante para que crezca el asombro
y ya me pese en el hombro
este mundo tan cambiante
y al rato, sin avisar, llegó Melissa Cordero
que juro y decirles quiero
que me comencé a asombrar dos veces
multiplicar el asombro
y fue tremendo.
Yo todavía no entiendo
cómo pasé de virtual personaje a algo real,
pero así mismo me extiendo
para decir que la vida
es un círculo cambiante
y el hombre es un diletante
de su misma trampa
ungida a su voz y repetida
en cada esquina del mundo
yo soy segundo a segundo el mimo Alexis de ayer
que ahora empiezo a reponer mi cuerpo
soy Segismundo atado a un poema errante
que escribió un tal Calderón
para que la inspiración no se acabe en un instante
como el casete cambiante de una mano periodista
que ignora que un repentista no necesita cambiar la cinta
para dictar los versos frente a su vista.
Es normal, yo estoy rimando
haciendo versos al uso
por no dejar inconclusos los versos
que voy juntando
y tú me preguntas cuándo vas a llegar a Vertientes
y hay preguntas diferentes
que yo debo responder
para que el amanecer
se nos grabe aquí en las frentes
en la frente de Melissa que está grabando a mi izquierda
y todavía recuerda al guajiro que improvisa
y que esconde la sonrisa
porque si no la escondiera
entonces la primavera comenzara aquí a llegar
y en todo este gran lugar una flor nueva saliera
en tu vaso y en el mío
en tu mesa y en la mía
y el olor a poesía iba a convertirse en río lírico
yo desvarío si quiero hacerlo
no voy a desvariar porque soy un poeta diferente
que puede frente a otra gente comenzar aquí a buscar
una forma diminuta de ir a Vertientes rimando
de ir a Vertientes jugando
de saber que se disfruta este cambio de la ruta
que tenía que seguir.
Ustedes quieren oír a un repentista cubano
que no sabe de antemano cómo puede esto seguir
pero voy a improvisar
a través de la sorpresa
a pesar de la cerveza que me empieza ya a sobrar
no importa
voy a jugar a demiurgo
a bardo errante
a poeta diletante
a lector de otros lectores
al que se hace los favores a sí mismo
a un caminante que no sabe que camina para atrás
viendo el futuro.
Yo, Luis Enrique, te juro
que cuando esto que germina en mi mente
que se inclina frente a la mente de ella
se convierte en una huella de luz
empiezo a sentir que renace el porvenir
que al fondo de una botella
hay un poeta dormido y se empieza a despertar
que tú me quieres cantar
pero cerraste el oído hace un rato
y el sonido de tu casset lo noté
lo importante es que yo en G
cuando iba hacia Línea, hacia Línea solo
con mi hermana
el protocolo de mi viaje lo cambié
porque llegaste, paraste, me paraste y me dijiste
y yo que ya estaba triste
por un absurdo contraste
me convertí en casi un traste de guitarra
y me toqué a mí mismo
y comencé a decir
esto es verdad
estoy en la realidad
estoy no en facebook en G
no en twitter sino en La Habana
en La Habana en el Vedado
donde me encuentro inspirado
donde le abro una ventana a la luz
y la mañana me entra por cualquier lugar
y entonces vino a la par Melissa Cordero
al rato ya el repentista mulato no sabía qué pensar
y estaba nervioso, errante, difuso, hasta diminuto
sin embargo yo disfruto esto bastante, bastante
porque lo más importante
lo que en realidad existe
lo que hace que no esté triste
lo que hace que sea yo
es que la vida cambió
la nostalgia se hizo un chiste
y aquí estoy en una mesa
hablando a dos periodistas
sabiendo que la aristas del tiempo son una fiesta
para aquel que no protesta
después que el tiempo ha pasado
en un rincón del Vedado: F y 13
aquí en la fuente
donde indiscutiblemente todo el mundo me ha encontrado
cada vez que yo venía con Waldo Leyva a beber
con Waldo o la mujer
porque me hizo compañía Margarita
yo sabía que todo el mundo pudiera saber
que esta primavera que yo invento
no es de flores sino de improvisadores
que se hacen una carrera oral
tejiendo en el tiempo lo que Danae tejía según Lezama
algún día podrá haber un contratiempo abstracto
algún pasatiempo en el que alguien me lea
y yo que tengo una idea distinta de lo que es ser
y yo que el amanecer puede como una presea colgar de mi pecho
estoy otra vez en el lugar donde venía a tomar
con los amigos que hoy no están
sin embargo voy a recordarlos un rato
para firmar un contrato con mi memoria y mi verso
para que esté el universo en un diferente estrato
en el estrato del hombre que viene
y que nunca olvida
que se pasa la vida dándole a las cosas nombres
es normal que yo me asombre
es normal que se asombre ella
es normal que baje una estrella y se abanique delante
normal que yo ría o cante
normal que deje una huella al fondo
del pensamiento de todo aquel que me mira
aunque parezca mentira que le esté dictando al viento
aquí se termina el cuento
del poeta que algún día
retando a la lejanía quiso viajar a sí mismo
y a través del repentismo encontró lo que quería
un atajo, un viejo atajo para llegar a su frente
desde un ritmo diferente
para mandar al carajo a todo aquel que al trabajo se inclina
para saber que lo importante es crecer, desarrollarse
y vivir
para saber que decir es otra forma de ser
y aquí estoy diciendo todo
lo que a veces me he callado
redescubriendo el pasado
haciéndome un Cuasimodo sin Paris
buscando el modo de que diferente gente
empiece a tender puentes de una manera más sana
entre Almería, La Habana y un calle de Vertientes.
—————
Leer el post original en: Con Pimienta siempre es jueves, escrito por Melissa Cordero Novo, @melissacn87