
E inteligente, muy inteligente. Quizá por eso Estupiñán, uno de mis compañeros de cuarto, decía que yo me “desordenaba” cuando irrumpía en el 503. Eran dos razones convincentes para que así fuera.
Fuimos amigos, amiguísimos, en primer año de la carrera. Ella, una Psicóloga amante del cine y la literatura, de las dietas, los inciensos y los hombres forzudos, yo un guajirito de Vertientes, matriculado en Periodismo.
En la beca, además de lo que suele hacerse normalmente, así que yo recuerde, vendimos dulce de coco y pudín, jugamos ping pong contra la pared, discutimos sobre las cinco razones para demostrar la existencia de Dios, según Santo Tomás de Aquino, y cantamos aquel verso parafraseado de Los Zafiros, obsequio de mis compañeros de aula: “Sareska, tú no comprendes, que este guanajón vive para ti eternamente”
Dicen que hacíamos una linda pareja. Un día de segundo año, en una pausa que hicimos al pie del comedor de Becas Quintero de la cincuentenaria Universidad de Oriente, la muchacha bella e inteligente me confesó: “Charlie, no te enamores de mi que mi familia y yo nos vamos para Estados Unidos”.
Pero ya era tarde, demasiado tarde.
——————–
Lea además: Profecía
Que era muy bella???? para mi sigue siendo BELLA!!!
ufff Luisen, qué fuerte mano. No se han vuelto a ver????
Sí, Tunie, en una ocasión a su regreso. Fue lindo. Quizá nos veamos otro día, si Dios lo permite.
¡Cuántos amores lindos se han truncado por el afán de escapar! Mis padres también escaparon de Vertientes y se truncó el amor más lindo que he sentido en mi vida. Después fui yo el que escapó de Camagüey y también terminó otro amor muy lindo; nada, después de todo tenemos que seguir viviendo y si tenemos suerte, tratar de regresar, aunque ya sea demasiado tarde.
Sí, a veces suele ser demasiado tarde. Ya cuando escapas la vida toma otro color. Sareska se fue y con ella parte de mi, aunque ella no comprenda ni sepa hasta dónde caló hondo ese sentimiento de pérdida, de vacío. Igual, uno sana, Dios mediante.