Escrito por Karina Marrón González @karinamarron, karinamg1@facebook.com

Desde hace algún tiempo el Noticiero Nacional de Televisión ha creado un espacio para los comentarios sobre situaciones que afectan al pueblo. Por ahí han desfilado temas como los altos precios de la carne de cerdo, los carretilleros y el desabastecimiento de los mercados estatales, los revendedores y la carencia de productos de alta demanda como el jabón o las frazadas de limpiar.

Muchos han celebrado la presencia de la crítica y la reflexión donde antes solo se escuchaban las desgracias que aquejaban al mundo y lo bien que nos iba a los cubanos, pero en mi opinión es muy poco para cantar victoria y también se convierte en un arma de doble filo.

No tengo nada en contra de la periodista que realiza el espacio, pero estoy segura que las puertas que se abrieron para ella muchos otros profesionales las tocaron antes y jamás tuvieron acceso. La gente en la calle asume que cada tema que se aborda es por su osadía y sin demeritarla, conozco a muchos osados que yendo incluso más lejos en sus análisis, no pudieron ponerlos jamás frente a las cámaras. De ahí que a pesar de que reconozco el valor de que finalmente estén en el noticiero los problemas del pueblo, no deje de molestarme la imagen del súper periodista que se crea en detrimento de tantos otros colegas.

Por otro lado, me preocupa que se vaya a quedar la idea de que como ya se dijo en la sección de comentarios no hace falta abordarlo más, ni ver qué sucede en cada territorio sobre el tema; pues casi siempre los enfoques son bien capitalinos, aunque la sección sea para comentarios nacionales.

Más alarmante que todo eso es que tras la crítica no haya una respuesta, porque ahora la gente aplaude cuando se debaten asuntos que le afectan, pero qué pasará cuando no vea soluciones, cuando los mismos temas vuelvan a la palestra y estén igualitos como el cuartico. Los medios tienen que mejorar en el seguimiento a los temas que abordamos, pero también quienes dirigen deben entender cuánto dinamita la confianza de la gente el que no se responda a una crítica. Y se lacera no solo la confianza en la prensa como tal, sino en las instituciones, los dirigentes e incluso en el sistema.

Bienvenidos a la televisión los comentarios sobre problemas de nuestro país, pero sería un error creer que con eso es suficiente.

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