Foto: Leandro Armando Pérez Pérez leopp77@gmail.com
María Antonieta era el gran amor de un amigo mío. No más de un poema le arrancó “la flaca” a aquel susodicho que, durante mucho tiempo, profesó mucho más que metáforas, rimas (des) afortunadas, ayunos y abstinencias.
Pero la joven quiso quedarse en la condición de musa, de mujer inatrapable que despertaba suspiros y epístolas al por mayor.
Se centró en sus estudios y despuntó en aquella Universidad de Camagüey, por las cuartillas y los cincos que fue luchando. Alumna ayudante de inglés, jefa de brigada y de cuanta comisión organizadora apareciera, María fue brillante como docente y a su vez malísima en deportes, pero eso sí, la mejor de las porristas.
No hablo como “observador participante”, pues ella y yo apenas interactuamos en un espacio real. Lo que escribo es a base de chismecitos que me han llegado a través del tiempo y de pequeños momentos que he compartido con esta reportera del semanario Adelante.
De ahí que no puedo dar fe de su vocación Guevariana, de su “afecto desordenado” por los spaguettis y frijoles ¿dulces?, el helado y el arroz amarillo. De estos detalles me he enterado: “¡Nunca hagas arroz amarillo donde esté María Antonieta!”, dijo una fuente que prefirió el anonimato.
Lo que sé es que María siempre tuvo al periodismo en su primera opción. Me lo dijo hace ya tiempo, vía telefónica, cuando la entrevisté para CMHV Radio Vertientes.
“Escribir me gustó, siempre tuve esa necesidad de expresarme. Las otras carreras que puse fueron para llenar la boleta”
Hoy la Tunie –como le conocen en su círculo de amigos- lo mismo monta a caballo (aún no ha ido al rodeo, aunque quiere), que escribe sobre el campesinado camagüeyano, que baila reguetón o escala una montaña con sus compañeras de colegio –y redacción- y te hace un post a la menos cuarto en su bitácora http://nubedealivio.wordpress.com/
Hace poco alguien muy especial le regaló, vía celular satélite, una canción de Raúl Paz en pleno concierto, como signo de amistad y cariño.
Yo, luego de enterarme de su Premio Nacional de Periodismo 26 de Julio con un comentario que trata sobre mi Vertientes querido no puedo quedarme así calladito, y he juntado estas letras, como regalo a la queridísima colega que, en más de una ocasión, me ha hecho sentir como su “brother”, su “manito” o su “friend volao”.
¡Un beso, flaca! ¡Felicidades!
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Vea además: Dan a conocer ganadores del Concurso Nacional de Periodismo 26 de Julio
Entrevista a María Antonieta Colunga Olivera en central azucarero Batalla de las Guásimas
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Qué lindo Grandote!!! estoy orgullosa de ser amiga de los dos, los loviuuuuu
Mi Luisen del alma, me has hecho reír y casi también llorar. Con amigos como tú, no me hacen falta premios porque ya gané todo lo que necesitaba en la vida. Lo del arroz amarillo, eso es chisme de la Carmiña, que ahora le echan la culpa a la flaca por comer un poquito más que el resto cuando al final todo el mundo le metió mano al asunto jajajaja. Puedo dar fe que- a excepción de ese punto en particular- todo lo que escribes es cierto, desde el amor del inicio, pasando por mi incapacidad deportiva hasta (Y SOBRE TODO) la parte en que te dices mi hermano. Sabes que te quiero, brother y que el comentario lo hice gracias a tu ayuda de siempre. Te debo como 500 pesos por lo menos jajaja. Te adoro, mil besitos. La Tunie.
Flaca. El periodismo nos une y nos acerca. El mérito es tuyo porque supiste sacarle provecho a un suceso vertientino. Ya le transmití las felicitaciones al corresponsal que hizo las fotos. Por ahí empezó todo. Te mando muchos besos y bueno, yo pude guiarme para componer este post por lo que escribes en tu perfil del blog ¡de lo que uno se entera! pero armé la historia con fuentes que colaboraron y con lo que yo te conozco. A mi también me emocionaste, muchachita y estoy muy feliz por tu triunfo. Aquella vez que te entrevisté para CMHV Radio Vertientes te despedí con un tema de William Vivanco, era “Pilón”, ahora y tomando tus palabras de que te ayudé en una ínfima parte con el comentario, qué tal si te despido con este titular a lo Vivanco: “¡Nos pasamos, Flaca!”. Un abrazoteeeeeee.