Murió Muñeco. Mi amigo Guillermo me lo comunicó “Esta mañana me quedé mirándolo y estaba bien jugueteando con los otros perritos del barrio más tarde ocurrió el accidente, fue con un tractor”. De pinga.
Yo esperaba llegar a casa y verle brincar de alegría, y tocarlo y abrazarlo, como se le hace a un pariente o un ser queridísimo. Pero se cansó de esperar(me). Un año y 18 días le parecieron una eternidad.
Yo en el frío Quito y él en Vertientes, callejeando, meando donde quiera y fajándose con cuanto perro le saliera al paso. Así menudito, ya Muñeco había sido padre, valiente y bronquero, lo que yo no he podido.
Se acabaron los baños en la batea, el retozo en el piso recién limpio, los secretos y la complicidad, los arroces con pescado que Berna o yo te preparamos, las llamadas de Isnelito, las broncas con el vecino Yoqui, con los repartidores de periódicos y tus patas en la cama en plan despertador.
Ah, Muñeco, apenas llegue a casa voy a extrañar tu cara y tus ladridos. Ya no va a ser igual. Perdóname por demorarme tanto. Yo no quería. Descansa en paz y ojalá los perros vayan al cielo.
https://www.youtube.com/watch?v=8wAQgZ65cWw
Kike, ya tengo casi el 80% de mi obra en amazon.com en formato de kindle, son mas baratos los libros. Avísale a todos los vertientinos por si alguno tiene unos kilitos para leer.