Un texto sobre mis dotes de bailador sería bastante breve. Sin embargo, tengo un recuerdo no lejano de aquellos tiempos en que invitaba las compañeras de trabajo de Mamá.

Yo era un no tan tímido adolescente que cantaba canciones de los Van Van y participaba en las fiestas de guardar, aunque mi fuerte era la poesía y no era raro verme declamando o cantando con mi pañoletica roja.

Un día trajeron el circo a Vertientes y Salvador, un popular animador de televisión, conformó tres parejas al azar. A mi me tocó bailar con Yeni, compañera de aula que no era la más fea precisamente, y puede decirse que establecimos una química aceptable.

Todo iba bien bajo la carpa hasta que me pusieron un mambo, de esos que hay que bailar con la mano pa arriba y to cuento. Hasta ese minuto yo me había defendido con un par de vueltas pero me dio por congelarme y luego regresar a mi platea, mientras la gente vociferaba, como en el coliseo romano, y mi compañera se quedaba sola en la pista.

Al final ella se ganó los aplausos y yo una enseñanza: tenía que superarme. Pero no lo hice. Mucho tiempo después, en la Universidad, iba a la recreación después de las 2 de la mañana a recoger mi novia de entonces que, toda estrujada, sudada, pero muy fiel, me decía abrazándome “ay, luisi ¿por qué tú no sabes bailar?”

En Noviembre de 2009, durante un diplomado de periodismo audiovisual, quedamos en ir a una discoteca y hasta allá fui a parar con mi inventario de pasillos que no era muy amplio que digamos. Lo saben Onorys, Paola, Gricelys, Yoanna, Henry y Menfesí, colegas del gremio que me llevaban un largo trecho.

En mis recientes vacaciones, salvo en la foto de portada junto a Mónica, no hay prueba documental de que me haya aventurado en tal empresa y, si se detienen en la imagen verán que es una pieza bien “despacita”.

Todavía me pregunto qué se habrá hecho aquel jovencito que era el primero en tirar un pasillo, ¿a dónde habrá ido a parar? Y pronto surge la respuesta: aquí está, escribiendo, haciendo periodismo, cantando, leyendo poesía y buscando, como dicen los psicólogos, otras “formas de compensación”.

Hace poco colgué una foto en Facebook cantando con una guitarra y Paola, testigo presencial de aquel intento de noviembre en una discoteca habanera, lo dejó dicho todo “…  Creo que sólo podría opinar acerca de cómo baila…;) y…definitivamente Luis Enrique es un EXCELENTE periodista jejejeje”

5 thoughts on “Luis Enrique, “tírate un paso””
  1. Cayos con el nombre de Luis es lo único que puedo mostrar a manera de testimonio. Me dijiste siempre: contigo es con la única con quien me entiendo bailando, y yo me pregunto: ¿conmigo? ¿En realidad habrá alguien con quién…? Hummm….

    Un abrazo, periodista.

  2. Me gustó la foto, se ven bien. Nada amigo, yo no soy hábil en las artes danzarias, pero creo que si todo o casi todo en la vida, fuera como aprender a bailar, que bárbaro!!! Dedicación, esfuerzo y constancia, en este caso, vienen premiadas con satisfacción, deleite, diversión y sana alegría. Ah y un poco de salud también. Nada amigo, a aprender a bailar se ha dicho.

  3. Hola hermano, como dices en tu nota , me acuerdo de que lo intetastes en la dico, que por cierto fue EL TIKOA, en plena calle 23, como te dije anteriormente lo intentastes y es es más que nada..lo importante es reconocer los que uno pudede hacer o no..y sabes hasta dond puedo llegar quizas no seas un buen bailadore pero si un gran periodista, compañero y amigo..y como veo en la foto parece que las cosas estan mejorando jajajajajja

  4. Dice Karel que no seas tan descarado, que te dejes de boberías y le mandes la dirección de Harold o al menos que le digas algo de él.

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