Ayer fue la reunión de balance de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) en Camagüey. Yo me abstuve de decir palabra alguna.
Aplaudí, sin embargo, aquella intervención de una joven colega que desestimó pugnas intergeneracionales en su colectivo y abogó por espacios de pensamiento, mas allá del pan con tortilla y el yogurt.
Hubo quien se atrevió a hablar de refundar la organización. Se repitieron opiniones sobre la agenda pública y la agenda del medio, el periodismo de opinión o la superación, la conectividad y otros temas que escuchamos el año pasado.
El presidente nacional de la organización pidió un aplauso por el recien fallecido Julio García Luis, decano de la Facultad de Comunicación de La Habana, el hombre que clamaba porque algún día se acaben “las misas, las papillas y los pastoreos”
Yo me abstuve de pronunciarme. La cámara de mi televisora comunitaria estaba allí grabando el cónclave. Aplaudí, tomé notas y recordé un par de caricaturas que acompañan este post (me queda una por encontrar) acaso la síntesis de lo que pude y no quise decir aquella mañana.