Tomado de Juventud Rebelde, edición digital.
El caso que cuenta en su carta Lázaro Hernández (Calle B No.2, entre 1ra. y 2da., tientes, Camagüey) bien podría ser de esos que requieren una coordinación estatal y la buena voluntad para viabilizar el desarrollo y éxito del trabajo por cuenta propia en como lo pide la dirección del país. Lázaro tiene licencia como productor de vinculado a Industrias Locales de su pueblo.
Es un oficio de tradición familiar, que no debe desaparecer por más escobas plásticas que se fabriquen. Y para ello, él siempre ha ido por sus propios medios al municipio de Minas, algo distante, a buscar la fibra, que extrae de la palma cana. A pesar de pagar disciplinadamente la licencia y cumplir sus deberes con el fisco, los guardias forestales no le permiten cortar y transportar la fibra, aduciendo que él no tiene permiso.
Lázaro,y otros «escoberos» en su misma situación, han gestionado con el representante de la Forestal en Vertientes, y este aduce que no puede, porque la fibra está en otro municipio. Pero cuando lo solicitan en Minas, les dicen que no porque no viven allí. Entonces, si se arriesgan a buscar la fibra y los sorprenden, les decomisan la carga y les imponen una multa.
«Si pago mi licencia y cumplo mi contrato —expresa Lázaro—,¿por qué no me dan el permiso para la fibra, pudiendo hacer una coordinación entre los dos municipios? Si hay que pagar su extracción a la Forestal, estoy dispuesto a hacerlo, y así cumplir con la ley, pues las escobas no se hacen con la hierba de los campos».