La cartica de los Reyes

Isnel Enrique tuvo su primer día de Reyes. Dice el Padre que apenas un carrito y un cono de helado fue lo que pudieron traerle los Magos del Oriente, al parecer porque estos tiempos de crisis repercuten en la repartición.

Quizá cuando pase el tiempo él se de cuenta los dolores de cabeza que pasan Melchor, Baltasar y Gaspar, para ser fieles a las peticiones de todos los niños o, en el peor de los casos, monte algún berrinche al estilo del galleguito Nano, aquel que llamó incompetente y falso a Santa Claus, luego de que le trajera  “una puta peonza, una mierda de trompeta y un maldito par de calcetines”.

“Esto es un hueso, Papá”, fue lo que atinó a decir cuando vio el cono de helado, quizá por lo duro o lo frío. De más está escribir que el camioncito casi ni lo miró, que con el tambor que le regalaron el día de su cumpleaños solo coordinó algunos acordes y que el libro de cuentos que le obsequió su tío, tendrá que esperar unos años.

Fanático a pasear en chivo, y a ver los programas Arte Attack, a Dora y Diego, al perrito Doki y a todo el canal Multivisión, mi sobrino no conoce este relato del escritor tunero Guillermo Vidal aunque, con el tiempo, llegará a comprenderlo, estoy seguro:

te levantas temprano el cinco de enero buscas la yerbita para los camellos el maíz agua queridos melchor gaspar y baltazar  quiero que me traigan una casa mejor que esta está llena de furacos y se asoman por la noche los ojos cuando papi no está y mami grita hijos de sus madres si los cojo

qué haces tan temprano aquí

haciendo la cartica a los reyes magos queme trai gan un telebisor como el de casa de los lima y un traje del ya nero solitario

qué estás haciendo

la cartica de los reyes

los reyes son los padres los reyes son los padres los reyes son los padres los reyes son los padres los reyes son los padres.