Escrito por Eric Caraballoso Díaz

El elefante: Agrupa a los muchachos (as) de la Facultad de Ciencias Naturales. Los elefantes son gente muy gregaria, siempre andan en manada; por ello siempre parece que hacen más de lo que realmente hacen. Aunque en honor a la verdad, son bastante dispuestos cuando se les convoca a algo, incluso, cuando no se les convoca, como en el caso de la cola del reenganche del comedor. Sí, porque los elefantes son los sibaritas del horóscopo. Amantes de todos los placeres materiales –y de la comida como uno de ellos- casi siempre en grado superlativo. Aman, además, fehacientemente a la libertad, sobre todo como esa entelequia inasible que les sirve para romper con facilidad cualquier atadura que no les place, of course. La prioridad que normalmente dan a todos sus excesos no les impide, sin embargo, cumplir con sus obligaciones diurnas (so pena de Mundial), pero los convierte en un prototipo de finalista respetado por toda la comunidad universitaria. Respetado porque cuando sale airoso se ve en ello no solo un signo de suerte o de memoria, sino también de notable inteligencia, cosa que está bastante cerca de la verdad. A pesar de ello, no son vanidosos, ni desdeñan las actividades físicas como el deporte, donde incluso pueden superar las fronteras de la liga del trapo.

El dinero es tradicionalmente un problema para los elefantes. No porque les sea difícil conseguirlo, sino porque lo dilapidan con facilidad. En el amor les ocurre otro tanto. Poseen una rara mezcla de praxis con romanticismo, y aunque gustan de una imagen de estabilidad sentimental, no se llaman a engaños; aun cuando todo parezca ir viento en popa, al menor síntoma cambian el rumbo. Sexualmente son el antónimo de los monos: amantes de las innovaciones en la búsqueda del placer, prefieren la suavidad, la lentitud, la languidez. Su robustez física no siempre significa salud mental, así que los elefantes padecen normalmente de los nervios y el estrés, de las obsesiones y la paranoia. Otros padecimientos se relacionan al hígado y al sistema cardiovascular. Capaces de vencer los retos más duros y resquebrajarse ante los más sencillos, los pertenecientes a este signo gustan poner a prueba sus habilidades, lo que a veces los hace quedar como elefantes en una cristalería. Aún así, son perseverantes, y eso los convierte en los subordinados ideales. Por ello, pueden desempeñarse con éxito en todo lo que se propongan siempre que no les exija horas extra; y nunca está de más tenerlos en cuenta en cualquier equipo de trabajo.
Astro o divinidad regente: Pam.

El Pavo Real: Signo de la gente de la economía y la contabilidad. Los pavos reales son los bellos del horóscopo, o al menos, los más preocupados por la belleza. Pero no por la belleza interior, la del espíritu, sino por la que se puede degustar con la vista. De hecho, es la vista el sentido que más aprecian, sobre todo su propia vista, tanto que idolatran los espejos. Ellos (y ellas, que en realidad la mayoría son mujeres, casualidad, digo yo,¿no?) viven muy preocupados por la figura, por la apariencia, y por las apariencias también. Nada mejor para ellos que quedar bien con los demás, que ser considerados tipos superOK. Pero como están convencidos de que a pesar de todo siempre van a hablar mal de ellos, pues se vengan haciendo lo mismo de los otros. Por eso, los pavos reales son personas muy actualizadas en materia de chismes y otras cotillerías, no solo de su entorno, sino de sus ídolos y artistas preferidos, del mundo de la farándula que añoran perdidamente. Pero no todo es frivolidad en ellos, porque su afán perfeccionista los lleva a plantearse siempre metas elevadas. Para los pavos reales el único camino posible es el éxito, el cual se esfuerzan por conseguir a toda costa; sobre todo a base de la metódica organización que imprimen a su vida, y sus facilidades para la matemática elemental. La inteligencia, en sentido general, no es su fuerte (bastante con que sean bellos y atléticos, porque para el deporte sí), aunque en cuestiones prácticas, trampitas y otras sutilezas pueden darle clases al más pinto. No es casualidad que muchos logren alcanzar altas posiciones.

De más está decir que en cuestiones de dinero, los pavos reales sean los aventajados. Ellos sí saben cómo administrar las cosas, cómo obtener ventajas en las cuentas, cómo llevar los ahorros. Su amor a la belleza lo extienden hasta el papel moneda, al que consideran estéticamente perfecto y digno de reposar (solo) en sus bolsillos, así que son algo duros del codo. En el amor suele irles muy bien en cuanto a affaires y relaciones extramatrimoniales. Su problema radica en lograr la estabilidad, por lo que son frecuentes los cambios de pareja, algo difícil de evitar mientras continúen sucumbiendo al imperio de lo bellamente fútil. Madurar es la palabra clave en este tema. En el sexo siempre son una experiencia agradable, no porque sean amantes excepcionales, pero sí plenos y atractivos. Por paradójico que parezca, sus principales padecimientos son oftalmológicos, algo que les resulta difícil de sobrellevar. También suelen padecer de migraña. Los pavos reales son bastante trabajadores en lo suyo (la oficina, las nóminas, los informes, son los bárbaros de los informes), en los que no les pesan las horas extra. Pero de allí en fuera, aunque están físicamente aptos, les cuesta un mundo. No obstante, pueden probar con éxito como modelos, decoradores y guionistas de telenovelas.
Astro o divinidad regente: Venus.

El cerdo (el macho): Es el signo de los representantes de la facultad de ingeniería mecánica, y no por casualidad. Los cerdos son personas que afrontan algunos problemas por la manera en que asumen las cosas. Son un poco exagerados y obsesivos, por lo que con frecuencia no toman muchos cuidados ni precauciones y terminan metiendo la pata con la mejor de las intenciones. Esto, sin embargo no les preocupa mucho, e incluso puede llegar a divertirlos; lo que además de insensatez denota cierta tendencia al masoquismo. A pesar de que normalmente muestran apego a la calma y el reposo –por lo que no falta quien los tilde de haraganes- cuando deben enfrentar cualquier responsabilidad lo hacen con una precipitación fuera de lo común. Ese apuro, que suelen extender a otras esferas de su vida, hace que siempre terminen embarrándose, aún contra su voluntad. Lo mismo cuando trabajan la tierra que cuando se comen un barquillo. Por ello, muchas veces andan algo desaliñados, lo que hace pensar que no son personas muy limpias, cosa que en realidad no es cierto. Como tampoco lo es que sean vagos empedernidos. Por el contrario, son bastante diligentes y laboriosos, solo que para ellos el trabajo es cuestión de 8 horas al día, y nada más.

En asuntos monetarios, los cerdos no son muy pródigos, aunque tampoco pueden considerarse unos “arrancaos”. Sus ambiciones no son demasiado altas, y cuentan con el ahorro como la vía para satisfacerlas, cosa que normalmente realizan. En el amor y el sexo manifiestan requerimientos similares. Así que se consideran felices en estos campos con relativa facilidad, lo que no significa que pueda decirse lo mismo de sus parejas. Pero como son personas prácticas saben adaptarse aún a los abandonos o a las compañías caprichosas. También saben perdonar, pues no son rencorosos en lo absoluto. Los cerdos no tienen muchos problemas de salud. Son personas vigorosas y vitales, buenas incluso para los deportes si llegaran a proponérselo. Sus principales problemas son los accidentes, los cuales les ocurren por su naturaleza poco cuidadosa. También pueden presentar problemas estomacales por su tendencia a los excesos alimentarios. Esas condiciones de salud los convierte en excelentes candidatos para el trabajo físico, del cual no reniegan, no así del intelectual, para el que muestran cierta pereza. Por ello, de no desempeñarse dentro de los márgenes de su especialidad pueden hacerlo en cualquier oficio manual, o incluso en la construcción, la zafra, u otra labor donde su precipitación no comprometa mucho el resultado final.
Astro o divinidad regente: Démeter.

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