El candidato escuchó cada una de las intervenciones, caviló y fue prudente cuánto pudo, aunque se le veía confiado entre los votantes.
Minutos más tarde correspondió al portavoz decir la noticia, mientras cierto suspense se apoderaba de la sala. Fue entonces cuando el plenario aplaudió y sobrevinieron los murmullos.
Desde su asiento esbozó un gesto típico a las cámaras y los flashes, se puso de pie y tomó posesión del cargo, esquivando palmaditas en el hombro, miradas, felicitaciones y sonrisas durante el brevísimo trayecto.
“Agradezco el apoyo que me han ofrecido”, atinó a decir un tanto sereno por el micrófono.
Luego arremetió con un discurso bien concebido, coherente y propio del momento histórico, una arenga escrita para la ocasión en letra arial 18, a un espacio entre líneas, extraída sutilmente de algún file, propia de quien ya se sabía designado o elegido o vencedor.
Al final hubo una cerrada ovación.
la escena me suena… puede ser???
Ah, no sé.