Decir soltero
es la peor opción,
como ser el último en la cola
o llegar al cine cuando el filme ha comenzado,
por eso mis amigos han querido
que clasifique mi tristeza en los anuncios:
poeta oculto busca muchacha joven
que pueda amarle
-aunque el poeta no sepa griego,
la juventud de ella sea dudosa
y el amor en fin…-
Tener veintiséis años
es comenzar a temerle a la lluvia,
llegar tarde a ningún sitio,
gustar de los aviones, los teatros
y desconocer los parques
sobre todo al crepúsculo.
Decir soltero, con veintiséis años
es limpiar los zapatos de la madrugada,
visitar las amigas, ya viejas, al filo del té,
saberse hasta los postes
de la calle que nos reservaron.
Por eso me decido,
anoto en la pared del mediodía
con un resto de uñas y coraje:
Poeta gris, con perro,
busca mujer de cualquier tipo
– aunque odie el mar –
ofrece versos
reuniones
alguna angustia,
casa y fidelidad en lo posible,
en cualquier sitio darán razón,
si duerme, por favor, no despertarlo.
(poema del camagueyano Roberto Méndez Martínez publicado en “Antología de poetas cubanos” 1958-1972)