No sé por qué razón mi perro odia los carteros. Además de los vecinos y conocidos, ellos deberían resultarle familiares, sin embargo cada día les espera refunfuñando y no es rara la vez que despedace algún diario, cuando lo ideal es que lo entregue, como suele verse en algunas películas.
Nada más parquear la bicicleta desde la calle, asomarse, dar unos pasos, y ya el can lo recibe desde la ventana de balostres con un concierto de ladridos, mala cara y agresividad, como si se tratara de una persona non grata.
Lo digo porque Muñeco no la emprende con vendedores, recaderos, proselitistas, transeúntes sedientos o cobradores de impuestos.
¿Será el silbato, el carisma, el color del uniforme, la “mala leche” de los repartidores? ¿el contenido de lo que traen? ¿o será porque siempre llaman dos veces?
Que gracioso pero creo que los animales hacen lo que uno les enseña. Da la casualidad que mi abuela tiene un gato y se llama igual que tu perro, MUÑECO. Pero lo curioso es que este gato sabe cuando yo llego a la casa, o cuando es mi abuelo. En ocasiones yo toco fuerte igual que lo hace mi abuelo y el gato llega primero que mi abuela que es quien va a abrir la puerta; además el gato le maúlla a mi abuela como diciéndole, oye apúrate que viene papin .
Los perros, esos maravillosos animales, SÍ tienen sentimientos, a diferencia de algunas personas.Cuando llego a casa, mis perras (tengo tres: Macha, Blanquita y Vivian) me dan la bienvenida agachándose con sus dos patas delanteras y subiendo la cola, ladrando y mordiéndome un poco, sé que me están diciendo “hola, ¿cómo te fue en el trabajo? ¿Como te sientes?, !Te noto preocupada! las colas en movimiento continuo nos muestran la alegría del perro que es contagiosa y te ayudan a sobrellevar culquier carga, por pesada que esta sea.